domingo, 24 de julio de 2011

LA MUJER QUE CONOCISTES SE FUE


Ha muerto la mujer que yo fui, te lo admito,
incluso siento pena por ella;
tan triste, a veces tan buena, tan bohemia,
tan absurda en su vivir, tan predecible.
Ha muerto hoy, pero es para mejor.
Rescatemos de ella lo mucho que era verdadera;
el amor por su familia, su faltante de cariño,
la pasión que sentìa por ti a cada momento.
Murió, pero no se fue contenta.
En sus labios tenía tu nombre, junto al sabor de la culpa,
en sus ojos, el paisaje más estèril y en su boca un último deseo:
que por mi hayas sentido un cariño sincero.
Y yo, que soy quien escuchaba su añoranza por tus besos,
no debo esperar tu regreso, refugiandome en el silencio,
darte el adios que te debo y dejar atrás a la que ha muerto.
No lloraré, ya habré llorado todas las lágrimas que le debía a la vida.
No dudaré, las dudas no existirán si veo en vos una mínima sonrisa.
No soñaré, pues mi más grande sueño se estará yendo.
Y no renaceré, para no reinventar el sentimiento que había inventado para ti.

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